Ángeles Lozano, pintora: «La pintura me ha salvado la vida»

Ángeles Lozano (El Ejido, Almería, 1960), perdió la visión de la noche a la mañana, de repente. Después de una vida laboral como administrativa en asesorías y gestorías en el departamento de Contabilidad y Fiscal una rotura macular le arrebató la visión central. Ahora ve como una neblina, en trozos, en abstracto, como su pintura. Siempre quiso pintar, pero no fue hasta que, empujada por su hija, la falta de visión le llevó a los lienzos y los colores. Ahí ha encontrado su libertad más profunda. En octubre expondrá por primera vez su obra en público, en el Patio de las Luces de la Diputación de Almería, dentro de la programación de la Semana ONCE. | Luis Gresa

Usted empezó a pintar coincidiendo con la pérdida de visión. ¿Cómo ha sido ese proceso? ¿Qué le ha llevado a la pintura?

Me gustaba muchísimo pintar, era como una ilusión frustrada. A partir de que pierdo la visión, tenía muchísima frustración, un bajón enorme, porque fue una cosa de la noche a la mañana, y hablando con mi hija le dije; «es que lo que más me gusta en este mundo es pintar y leer». Y ella me dijo; «bueno, leer tienes el audio y pintar, si no lo intentas, no sabes si puedes o no». Ella me trajo lienzos y pinturas acrílicas y ahí empecé a pintar a lo tonto, a lo tonto. Y eso me salvó la vida porque yo estaba acostumbrada a trabajar 8 horas al día, a conducir mi coche, a salir, a tener mi vida, y como perdí la visión de la noche a la mañana, perdí la libertad de movimiento, no podía trabajar, ni leer, ni nada. Y ahí yo me abstraía, me ponía a pintar y me abstraía, Me salvó la vida, a mí me salvó la vida porque me siento realizada cuando pinto.

Fue un poco terapia.

Para mí fue muy, muy, muy terapéutico. Y sigue siéndolo porque cada vez que estoy con un pincel en la mano ya no existe más nada que ese pincel y esa lámina o ese lienzo. Mi mano va sola sobre el papel, me salen mis garabatos. Es algo que practico mucho, mis garabatos.

En lo personal, esa pérdida de la visión ¿ha resultado un trago muy amargo de digerir en la vida?

Pues sí, ha sido muy duro. No sé si amargo, pero muy duro sí, porque es de un día para otro. Tengo compañeros que lo han ido perdiendo poco a poco y también es una agonía en realidad, pero para mí fue muy duro. Gracias a Dios depresión no tuve.

La clave está en saber adaptarse, ¿no cree?

Sí, sí, sí, total y absolutamente. Fijarte en lo que puedes hacer en vez de prestar atención a lo que no puedes hacer, porque lo que no puedes hacer déjalo ahí, pasa a otra cosa. E ir averiguando qué puedo hacer y cómo, porque muchas veces se pueden hacer las mismas cosas de diferente manera. Pero duro sí, me tiré casi dos años sin salir a la calle porque salía y me mareaba.

«No ver me ha dado mucha libertad»

¿Y cómo le condicionan esas barreras a la hora de pintar?

Yo creo que me ha dado mucha libertad. Porque yo antes hacía mis pinitos y mi mano estaba como engarrotada. Quería ser fiel a lo que estaba copiando, pero el no ver, creo yo, que me ha dado libertad en el movimiento de mi mano y a la vez me da libertad a mí. Lo veo de esa manera. Mi mano va, y a veces adquiere vida propia, porque yo no pinto con una idea preconcebida, sino que me enfrento a un lienzo en blanco, trato de quedarme yo también en blanco, y si la mano va para un lado, vamos para ese lado, y si el pincel va para otro, vamos para el otro. Me apetece magenta, pues pongo magenta. Me apetece amarillo, pues pongo amarillo. Y de toda esa amalgama de cosas al final aparece la obra. Hay veces que empiezo con una idea, pero eso no quiere decir que la idea vaya a acabar, no. El 99% de las veces que empiezo con una idea la obra coge vida propia y se desvía de la idea y al final voy pintando a cortas distancias, porque tengo que pintar muy de cerca, incluso hay veces que tengo que sacar una fotografía de la obra y sacarla al ordenador para examinar la obra.

No ver el resultado final de la obra ¿le frustra en algún sentido o le estimula en algún otro?

Hombre, frustrarme sí, porque me gustaría verla en su conjunto y ver lo que todo el mundo ve. Incluso una de las últimas obras que tengo hechas, el título, se lo he puesto porque llegó mi hermana y me dijo que parecían golondrinas y yo no las había visto.

Porque su pintura es totalmente abstracta.

Sí y van saliendo figuras, pero yo no busco las figuras. Como mucho escojo los colores, pero me van apareciendo cosas y yo las voy acentuando. Aunque lo que yo veo no es lo que tú ves. Lo mismo voy potenciando la luminosidad en algún sitio, porque veo algo que no sé qué es y me apetece luz por ese lado, o por otro. O me apetece echarle arenilla o cascarilla de huevo o papel.

¿Qué busca cuando pinta Ángeles?

No pienso. Yo estoy pasando un buen rato. Ya está. Voy buscando mi satisfacción personal.

Sin embargo, ahora va a exponer en público por primera vez. ¿Con qué expectativa afronta esta primera vez?

Con ilusión porque la gente que conoce mi obra, al menos a mí, me dicen que les gusta, no sé si será cierto o no, y me gustaría saber si gusta a más gente.

¿Pondrá a la venta los cuadros?

No, es que no lo hago por buscar mercado, lo hago porque la gente sepa que, aunque tenga una discapacidad muy limitante, se pueden hacer cosas y se puede tener ilusión por algo. Cuando tienes ilusión por algo la depresión se acaba.

«Mi obra expresa mi emoción más profunda»

¿De alguna manera en su caso, la pintura, es la expresión de un estado de ánimo o de una forma de entender la vida?

Yo creo que mi obra expresa mi emoción más profunda porque, como yo no domino la obra, mi mente consciente no domina la obra hasta que no tengo más del 80% pintado. Es algo que nace desde lo más profundo de mi.

Entonces no hay en su obra una fuente de inspiración concreta.

Puede existir en un momento dado que me fije en una fotografía como un cuadro que hice en una ola porque a mí el mar me encanta. Fui engrandando y engrandando esa imagen de la ola y cuando vi el encuadre perfecto, luego la reflejé en una obra pequeñita y estoy muy satisfecha de lo que salió, pero también abstracto.

Al menos el mar sí que es una fuente de inspiración.

Yo creo que los colores, porque soy muy de azul, y la luminosidad del cielo. La luz de Almería creo que influye, el mar, el cielo y la luz nuestra de aquí me influye para intentar meterle mucha luz a la obra.

¿Qué referentes tiene?

¿Referentes? No sé a quién referirme porque como esto ha sido espontáneo. Me gusta Van Gogh, Picasso, Monet, su obra me encantan los mire como los mire.

Usted es muy autodidacta, ¿ha recurrido mucho a YouTube?

Es que no sabía cómo empezar y empecé por tutoriales con argentinos abstractos. Yo la técnica no la puedo desarrollar, pero tengo intuición de lo que hacen. Trato como imitar esa técnica, pero no. Mi obra, en la mayor de las ocasiones, adquiere vida propia y tira por sus propios derroteros. Ella va por su cuenta.

La exposición será audio descrita con código QR para hacerla accesible. Eso no suele ser muy común en los museos y salas de exposiciones ¿verdad?

Una persona que no haya visto nunca no se puede hacer una idea, pero hay muchísima gente con baja visión y ha visto parte de su vida y se puede hacer una idea de lo que le están describiendo. Y muchas veces echamos de menos esas descripciones. Yo creo que se podría hacer más de lo que se hace no solo a nivel de museos sino a todos los niveles porque nada más que caminar por el pueblo y la ciudad te estás encontrando tropezones a todo.

¿A qué aspira Ángeles?

A sentirme bien, a ser feliz y a disfrutar pintando. Y si la vida me da algo mejor, pues cogerlo, porque una puede hacer muchos planes, pero luego la vida juega con su propia baraja y los planes se te van a pique. Lo he aprendido hace ya tiempo. Para mí la pintura es como un sentimiento que me hace sentir bien y a partir de ahí, a disfrutar.

| Luis Gresa

Ángeles Lozano expondrá en el Patio de las Luces de la Diputación de Almería del 4 al 10 de octubre, dentro de la programación de la Semana ONCE, junto a Jorge Gómez y Cristina Gómez, también afiliados a la ONCE