Yerko Alfaro, poeta, investigador y profesor universitario

El amor tiene muchas formas, y Yerko Alfaro las recoge todas en su libro, una autobiografía sobre la década de su veintena.
«La poesía es un trabajo colaborativo»
Para Yerko Alfaro (Ovalle, Chile, 1994) el amor tiene tanto que decir que es capaz describir una década de existencia. Como cuenta en «A mis 20» , desde el romance hasta el cariño por su perro, la pasión siempre ha imbuido su vida. Esto fue también lo que le trajo a Granada hace ya seis años. Becado en la UGR, compagina su faceta como poeta con su trabajo de investigación sobre el aprendizaje de personas ciegas en lenguas ideográficas.
¿Cómo se definiría, para el que no le conozca?
Bueno, soy una persona creativa, casi hiperactiva que durante mucho tiempo se caracteriza por estar metido en muchos ámbitos diferentes de la vida.
Creo que soy muy sociable, lo que me ha llevado a hablar con mucha gente. A partir de ahí he podido crear conexiones y vivir muchas historias que me han enriquecido.
Estudié Comunicación Social en Chile, más o menos puedo decir que soy periodista, de hecho, me dediqué mucho al periodismo corporativo e institucional. Además, estoy doctorando en la Universidad de Granada, donde soy profesor e investigo sobre las personas ciegas y sus dificultades para aprender idiomas orientales.
¿Cómo elige venir a Granada? ¿Por qué Granada?
En realidad, yo quería hacer un Máster en Comunicación y Periodismo en la Autónoma de Barcelona. Me habían admitido, pero a raíz de que no pude conseguir una beca, se me hizo muy difícil estudiar.
Había tenido la oportunidad ese mismo año de visitar Granada y me di cuenta de que era muy barata. Entonces dije: quizá puedo tirar de ahorro, alguna beca, convencer a mis padres que me ayuden en esta aventura… Y cuando veo anuncios en Granada, me llamó la atención este de Estudios Asiáticos. Desde que tenía 17 años, tenía mucho interés en la cultura asiática, así que al final me decidí y me vine a hacer el máster
Además, pensé: voy a especializarme en algo que me parece muy interesante, en un campo nuevo pero que seguía estudios que había tenido yo por mi cuenta. Ya había aprendido de forma autodidacta, japonés, también había estudiado chino y lo escogí porque, bueno, era una oportunidad de diferenciarme en el mercado de trabajo.
¿Vino con la idea de quedarse en Andalucía, o fue una decisión a posteriori?
No lo había pensado, porque sabía la situación en España era difícil. De hecho, yo ya había vuelto a Chile, y allí tampoco encontraba trabajo porque tenía un perfil muy, demasiado cualificado. Al final, fue un colega el que me habló de estos contratos doctorales aquí y eché la solicitud mientras sigo buscando trabajo en Chile. Pero resulta que voy pasando fases y llega un momento que encuentro trabajo allí y a la vez me aceptan la beca FPU (Formación Profesorado Universitario) en Granada.
Cuando veo que se me plantea la situación de volver, ni me lo pensé, porque había hecho muchas amistades (de hecho, gracias a ellas me enteré de este tipo de contratos) y en 2019 me incorporé a trabajar en el Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Educación de Granada.
«No tenía fe en encontrar trabajo en España»

El poeta hispano-chileno trabaja desde 2019 en la UGR como profesor universitario.
En su libro habla del amor ‘Cuando los 20’. Pero ¿cómo fue su relación con el amor antes de los 20?
Yo creo que me lo planteé muy poco. Antes de los 20 era una persona muy dedicada a lo intelectual. Tal vez concebía un amor mucho más idealizado, y ni siquiera con respecto a alguna persona específica, sino como concepto. Tenía mi mente centrada mucho en Internet, y lo hacía porque me apasionaban mucho los idiomas y quería practicarlos. Hablaba con mucha gente de muchos sitios pero claro, hay que tener una algo de cordura, esa gente estaba a mucha distancia y no podía tener un romance, era caro o imposible. Ya cuando comencé a viajar es cuando empiezo a encontrarme con experiencias románticas, aunque es verdad que hablo del amor, pero no solamente romántico, sino en todas sus vertientes.
¿Cuál es su historia con la poesía?
Bueno, yo empecé a escribir a los 10 años. En el 2004 en mi país hubo muchas actividades por el centenario del nacimiento de Neruda y una campaña institucional de promoción de su obra. En ese margen, en las escuelas públicas se organizaron concursos de poesía. Eran preguntas sobre Neruda que había que responder a través de la poesía, y a mí se me ocurrió hacer algo sin pensarlo antes, sólo escribiendo. Gané dos premios, que eran solamente unos libros, pero pensé: “tal vez soy bueno en la poesía”, y seguí participando.
Siempre intenté seguir escribiendo, pero hubo interrupciones. No fue hasta un taller de escritura creativa en la facultad, ya con 18 años, cuando la retomé de forma seria. A través de desafíos, y con mayor dirección y técnica, es cuando empiezo a escribir nuevamente, después de 8 años. Ya desde ese entonces, cuando tenía un momento libre, escribía. A veces le enviaba poesía a alguien, pero el año pasado los reuní todos por fin. Como estaba a punto de cumplir 30 dije; voy a hacer un homenaje a mis 20 que se van ya” y recopilé todas las piezas de esa época.
En este libro, hay capítulos con decenas de poemas y otros con uno solo. ¿En qué punto creativo se encuentra ahora?
De hecho, este poemario es absolutamente autobiográfico, porque ese año (los 26) yo tuve que enfrentar una tendinitis muy dolorosa.
Entonces no tenía el cuerpo para estar escribiendo, aunque viniese la inspiración. En esa época, aunque tenía muchas ganas de escribir porque estaba viviendo muchas cosas en esa época, no puedo hacerlo.
Hoy en día, escribo más de seguido. Llevo ya unos tres años yendo a un bar que se llama La Tertulia. Podríamos decir que es una incubadora de gente joven que escribe poesía y se puede encontrar muy buena gente allí. Al principio iba esporádicamente hasta que en un momento empecé a ir con frecuencia y bueno, la gente empezó a hablar mucho de lo que escribía.
A diferencia del mundo de la novela donde el novelista necesita la soledad. Sin embargo, en el mundo de la poesía, el artista necesita de la colaboración, necesita estar en grupo, porque ese trabajo creativo es cooperativo, es colaborativo. Entonces creo que haberme acercado a gente que vive la poesía me ha fortalecido para seguir escribiendo más y mejor. Sigo componiendo, y todos los jueves expongo textos nuevos que también presento a concursos literarios, que es otra recomendación que tenía de amistades que he hecho en ese espacio.
En el capítulo ‘Cuando los 22’ hay un poema titulado ‘El amor de ciego’, ¿cree que las personas ciegas aman distinto?
Yo creo que sí, y especialmente le dediqué ese poema a la única novia ciega total que he tenido.
Es una manera mucho más próxima de percibir la realidad, que va desde el tonteo que viene antes de cualquier interacción sexoafectiva. Eso se nota también en las amistades. Nunca van a ser igual tampoco. Yo creo que hay cosas que tal vez la gente que ve nunca va a poder entender, cosas muy específicas.
Desde luego también influyen los gustos personales y cómo establezca conexiones cada persona. Yo describí esto, incluyendo también descripciones de lo que sucede en esas relaciones. Pero también hay otros textos dentro del mismo poemario, como el que está en el capítulo ‘Cuando los 29’ que se llama ‘Son ojos’.
Es un poema que refleja una historia: cómo una persona vidente tiene a veces la inseguridad de estar conmigo. Tiene esa inseguridad porque dice: tal vez me siento muy bien con esta persona, pero ¿qué pasa si esto llega al futuro? ¿qué pasa si tenemos hijos? Así que yo expreso estos miedos también, porque al final me los transmite. A veces sorprende, porque viene de la gente que tal vez tiene un pensamiento mucho más abierto mucho más diverso, mucho.
¿Cómo y por qué se interesó a sus 24 por la cultura asiática?
Pues en ese momento yo estaba saliendo con una muchacha de Japón y ella fue la que me hizo la sugerencia de componer Tanka. Me enseñó a hacer los poemas y era muy estricta conmigo, aunque era una persona muy talentosa. Yo los hacía en español, solamente una vez conseguí hacer un haiku en japonés.
Es una estructura muy cerrada, o así lo veía ella, en dónde poner los versos y de qué hablar exactamente (sobre la naturaleza o sobre una estación del año). En esa misma ortodoxia, los tankas se acomodaban más a mis intereses.
Al descubrir este formato y aplicarlo, me comprometí con la literatura japonesa, que a mí me fascina muchísimo.
¿Y en qué punto está el amor ahora, ‘cuando los 30’?
Yo creo que a los 30 ya he recolectado todo lo que ha pasado en los 20 y aun así me encuentro siempre en un desconcierto absoluto. A veces llega un momento donde tal vez las cosas no se tienen que repetir. De hecho, el poemario termina con un poema que habla de eso, de los errores. Habla de que uno trata de ser racional, pero a veces es imposible.
Me pilla ahora en una fase muy contemplativa. Estoy siendo más testigo que protagonista de las historias que igualmente quiero describir. Creo que el amor principal sobre el que ahora hago poesía en mi perro y de hecho, uno de los concursos literarios a los que me presenté, fue con un poemario dedicado entero a mi perro.
«Ahora mismo en el amor soy más testigo que actor»

La poesía de Yerko «presta atención a lo cotidiano» y «habla de lo que no se suele hablar».
¿Y en la escritura?
En lo poético he estado descubriendo cómo leer: la prosodia, meter la dicción correcta, la forma de leer… voy cogiendo mi propio estilo cada jueves.
Y eso también pasa por hablar de temas de los que la gente no suele hablar en la poesía. Hablar de las cuestiones del género, de historias cotidianas que no se narran… Parte del poemario tiene alguna poesía dedicada al poliamor, por ejemplo. No hay tal vez muchas obras que traten de este tema. Yo bueno, al final como dicen mis profesores, evoco ecos de lo clásico y sobre todo hago uso de la métrica clásica, pero con contenido muy nuevo, muy de estos momentos en los que estamos. Creo que el desafío es seguir haciendo vanguardia desde ahí.
¿Descuidamos los demás amores al aparecer el amor de pareja?
Creo que sí, pero al final es porque somos jerárquicos; porque tenemos la jerarquía, pero también porque tenemos nuestro tiempo limitado. Entonces funcionamos en base a prioridades. De hecho, yo creo que precisamente por eso escribí un libro para 10 años. No he escrito tanta poesía porque les dedicaba ese tiempo a mis amistades, a apoyarles o a aconsejarles, como ellos han hecho conmigo. También quiero recalcar la importancia de Bruno, que es mi vida.
¿Quién es Bruno?
Mi perro. Siempre gustaron los perros, pero nunca pensé en adoptar uno. Curiosamente este último año es cuando se ha fortalecido mi vínculo con él. Al final nunca le pude escribir un poema dentro de este libro. Empecé a componer algunas poesías evocando lo que sentía y al final resultó en un poemario completo. Una obra con su propia historia, con la historia y las anécdotas que tenemos él y yo.
¿Amar o ser amado?
Creo que prefiero amar, porque soy una persona que de verdad hace las cosas sin esperar nada a cambio. Luego ya también recibiré amor en algún momento, pero no lo hago por eso.
¿Qué objetivos tiene con la tesis?
Bueno, la tesis para mí tiene un sentido muy ambicioso, incluso lo era más, pero se complicó porque me pilló la época de pandemia. Yo quería hacer una estancia doctoral en Japón para ver cómo se estudiaba el idioma, en el extranjero, en instituciones públicas y dónde habían hechos y circunstancias que descubrir. La tesis precisamente se enfoca en esos problemas: la poca accesibilidad del material, la actitud del profesorado…
Esto realmente tiene una proyección más allá de la Academia
¿Cree que cumple una función social?
Más bien yo creo que nace de una necesidad social. Para mí, lo más importante, más allá de defender la tesis, es que la investigación dé resultados prácticos. Por eso la página idiomasaccesibles.info. Ahí estoy poniendo información que puede ayudar a la gente que está estudiando mal por sus circunstancias.
De hecho, el año pasado, la gente de la Universidad Autónoma de México contactó conmigo para contarme que habían empezado a desarrollar cursos para personas ciegas en idiomas extranjeros, y me preguntaron si podían utilizar el material que está en mi página como referencia para su curso.
O sea, que ya tiene cierta repercusión.
Sí, y es una cosa que me sorprende, porque profesores de todo el mundo la consideran para trabajar el tema de accesibilidad. También eso termina en contactos para mi investigación, por lo que creo que fue un acierto levantar la página para que se visualizase desde ya la investigación. Quisiera dedicarle más tiempo, el problema muchas veces que tenemos en esto es la accesibilidad del material con el que se está trabajando. Muchas veces se me complica incluso en el mundo de la investigación que el material sea accesible, porque no todos los libros son digitales, o porque tienes que escanear y bueno, trato de encontrar casos que puedan servir a la investigación. Mi intención más allá de que la página exista es poder elaborar un manual o guía de enseñanza de lengua extranjera en este caso.
«Quiero crear un manual para que las personas ciegas puedan aprender sin barreras»

La investigación de Yerko identifica problemas y propone soluciones de accesibilidad en el aprendizaje de las personas ciegas
¿Qué diferencias hay en las culturas orientales en la inclusión de las personas ciegas con respecto a la española o la chilena?
He hablado con mucha gente ciega china y japonesa por internet y la verdad es que la situación es muy diversa.
Creo que en Japón hay más avance en la inclusión de las personas ciegas, con un modelo más parecido al español, pero sigue habiendo muchos problemas de discriminación. Antiguamente había un modelo en el que las personas ciegas estaban destinadas exclusivamente a trabajar de masajistas o de acupunturistas con una alta reputación social en la sociedad japonesa según la tradición, como grandes músicos, pero no salían más allá de esas categorías.
Desde el año 2014 soy parte de la biblioteca Braille de Japón. Me parece muy loable lo que hace esta institución, porque da igual donde estés, presta servicio a cualquier parte del mundo. Quien quiera acceder a su catálogo de libros puede acceder a ellos, te los envían. Lo recomiendo si están interesados en aprender japonés.
En el caso de China la situación un poco más compleja, porque todavía siguen en el modelo más antiguo que había en España, con escuelas especiales para ciegos, mucho más segregado. Persiste de una forma mucho más fuerte todavía la discriminación sobre todo en las provincias. Hay mucha dificultad en ese sentido porque la educación universitaria no existe, solamente cualificación profesional o técnica.
¿Cómo puede conectar alguien de aquí con el idioma y las personas de allí?
Pues la verdad es que esa zona del planeta no está tan conectada con el resto. Es más probable que estemos gente coreana, por ejemplo, que gente de China o de Japón. China pues porque tiene ese internet suyo con sus propias redes, y Japón porque, aunque sea un país muy tecnológico, hay un problema de alfabetización. Hace 10 años sólo el 1% de las personas ciegas en Japón usaba Internet. Había oído hablar de una brecha también, que es esta alfabetización digital. Por suerte, creo que se ha ido salvando con el tiempo.
Eso dificulta mucho entender la realidad de la gente ciega de allí a través de Internet.
¿Cuál cree que es el principal obstáculo a día de hoy en el acceso de las personas ciegas a la cultura en general y el aprendizaje de otros idiomas en particular?
Tiene que ver con la accesibilidad del material escrito de los manuales, de los libros.
Y creo que también tiene que ver con el idioma, porque en español también se produce menos variedad. Solemos tender siempre a cosas muy llevadas por la tendencia, por el mercado, porque preferimos que los otros aprendan nuestro idioma. Tenemos todo traducido, no hay muchas veces una necesidad de aprender.
Pero eso desatiende otros idiomas que tal vez pueden ser mucho más ventajosos, por ejemplo, en el caso de que una persona ciega quiera ser traductora o intérprete. Sí, puede coger una carrera, pero ahí va a haber ya mucha competencia. La ventaja muchas veces que veo también, según lo que investigo, es que la gente ciega tiene algunas herramientas que les facilitan esto. Tener que memorizar mucho en su día a día les genera un hábito que es muy bueno para aprender un idioma que no sea tan común, donde no haya tanta competencia y donde pueda encontrar mejores estrategias para acceder a mejores oportunidades laborales.
Usted es miembro del Club Braille de Granada. ¿Cómo valora su vigencia este año que se cumplen 200 años de su creación?
Para el día a día de una persona ciega es muy relevante para trabajar, sobre todo en matemáticas y ciencias, aunque la tendencia de los ciegos es muy fuerte a las letras y las humanidades. También es verdad que vamos mucho más rápido escuchando una voz sintética de un ordenador que tocando, aunque por ejemplo será la única manera de un sordociego de comunicarse finalmente digital y no digitalmente con la realidad cultural.
Lo que pasa también es que muchas veces la voz sintética no lee exactamente de la forma correcta un carácter o un ideograma, porque la voz sintética también comete errores. En chino, si cambia la pronunciación, cambia el significado. Por eso y otras cosas, en el último tiempo me centré en impulsarlo. Procuro tener siempre mi poesía en Braille y en La Tertulia leo de esa manera. En el ámbito cultural aún hay muchas barreras de accesibilidad.
«En el ámbito cultural aún hay muchas barreras de accesibilidad»

Yerko Alfaro es un gran defensor del Braille, y lo usa para su poesía
¿Para qué le sirve a usted?
Para prácticamente todo, pero hay un proyecto que últimamente me ocupa mucho tiempo. Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a ello, hasta que un día de 2023 adapté el primer juego, Exploding kittens. Vi que puedo jugar de forma funcional y sin ningún freno con respecto al resto de la gente. Luego llegaron más juegos y todo eso fue gracias al braille.
¿Considera que mejoró su calidad de vida?
Muchísimo, sobre todo por la posibilidad de tener ocio diversificado. Es triste, pero al final te das cuenta de que para personas como yo, salir a tomar una tapa es casi la única forma de socialización que te queda.
En ese proceso de adaptación le he pedido ayuda muchas amistades que al final han acabado aprendiendo Braille, porque llega un momento en que de tanto ver y repetir etiquetas, de repetir al final han ido aprendiéndolo.
En 2018 empecé con mi canal en YouTube, al principio como videoblog, pero luego empecé a hablar más de accesibilidad en los espacios. Últimamente lo he retomado para enseñar mis adaptaciones a los juegos de mesa.
Ahora mi objetivo YouTube es crear contenido útil y especializado, en mi caso de juegos de mesa accesible últimamente. Es curioso, porque una muchacha de Chile con la que coincidí con 13 años me enteré hace poco que está ahora en Barcelona con una editorial de juegos de mesa accesibles también.
Tenemos poca variedad, aunque la ONCE sí que adapta algunos, pero son insuficientes para toda la cantidad de jóvenes que hay y las pocas opciones de ocio disponibles. Es una industria muy costosa a nivel de costes de producción para las empresas y no interesa, por eso creo que hay una labor social importante por hacer ahí.
¿Cómo descubrió la ONCE? ¿Qué ha hecho por usted?
Yo conocía la ONCE desde siempre, es un referente mundial en las organizaciones de ciegos y cuando perdí la visión, entonces ya sabía que era la ONCE en cuanto a la formación.
Llega un momento era muy curioso en el que me llegaban los libros tal cual, incluso los textos escolares que había aquí en España. Prácticamente eran casi iguales porque claro, era la misma editorial. Estaban allí en Chile por donaciones de la ONCE, de cuando los dos países casi compartían el contenido curricular. Sin embargo, estaban anticuados, recuerdo que maestros míos que habían estudiado en los 80 habían tenido los mismos libros y contenidos que yo veinte años más tarde.
Más allá de esta anécdota, a través de Internet tuve la suerte de conocer a afiliados que son de aquí y de las actividades de aquí. Así que me decidí a tener la doble nacionalidad para participar en sus actividades. La verdad es que soy bastante activo e intento aportar mi granito de arena a la organización.
| CRISTÓBAL ANGULO